LOS BAÑOS DEL POZO AZUL

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Un amigo me presta el libro que hoy traigo a Opticks y me advierte al hacerlo de que, en su opinión, le sobran páginas.
En otras ocasiones me he referido aquí a esas voluminosas obras cuyo argumento, que podría resultar interesante, pierde por completo el interés cuando el autor ocupa para desarrollarlo más páginas de las convenientes.
Es lo que sucede con Los baños del pozo azul, novela escrita por Jesús Sánchez Adalid.
DeSánchez Adalid he leído cuatro novelas. La primera, que recomendé a muchas personas, fue El mozárabe.
La segunda, regalo de una amiga por el entusiasmo que mostré ante la primera, se llamaba Los milagros del vino y me decepcionó bastante.
En la tercera, Y de repente, Teresa, se habla más de la Inquisición que de la Santa en sí.
Con la tercera, Los baños del pozo azul, la decepción ha ido en aumento. Explicaré por qué.
En Los milagros del vino, el tema tratado era original y distinto al expuesto en El mozárabe, no tenía nada que ver con al-Ándalus. La decepción venía porque, al igual que a ésta, le sobraban páginas.
A Los baños del pozo azul, no sólo le sobran páginas, sino que el autor extremeño ha aprovechado el merecido éxito que obtuvo con El mozárabe para construir una historia centrada también en los tiempos del califato de Córdoba y, además, con algunos de sus protagonistas.
Así aparecen el tercer califa Hisem II, su madre, Subh Um Wallad, y Almanzor como más importantes. Aunque hay otros personajes secundarios, históricos o no, por ejemplo, el eunuco Chawdar, comunes a ambas narraciones, y se hacen continuas referencias al pasado del califato, tan presente en la anterior novela.
Junto a Subh, su hijo Hisem, Almanzor y el eunuco Chawdar, desempeñan un papel destacado un eunuco más joven, Sisnán, y su amiga Delila, sirvienta en la casa de Subh; las ocurrencias de ambos ocupan demasiado espacio y llegan a aburrir.
Pero es un joven poeta, Farid al Nasri, el que quizá debiera sobresalir en el relato, por la importancia que Jesús Sánchez Adalid da en él a la poesía, reproduciendo poemas de este joven, de autores anónimos o de famosos poetas de la época.
Sin embargo, Farid al Nasri y su amigo el comerciante Yacub sólo sirven para alargar un poco más la trama que se desarrolla en el libro, en la cual un grupo de personas, familiares y partidarios de la dinastía omeya, intenta arrebatar el poder a Almanzor, que se aprovecha del poco carácter de Hisem, el califa legítimo, y de que su madre, la sayida Subh, permanece recluida en los Alcázares, lejos del palacio de Medina Azahara, para tomar todas las decisiones importantes y ejercer de facto dicho poder.
En ese movimiento de oposición a Almanzor sobresale el cadí Raíg al Mawla o Eneko según su nombre vasco, hermano de la sayida Subh o Auriola, ya que los dos llegaron a Córdoba desde la tierra de los vascones y está comprobado que eran de origen navarro.
Los Baños del Pozo Azul, título de la obra, como su nombre indica son unos baños públicos, en este caso para personas distinguidas, que Eneko compra al propietario con el objetivo de regalárselos a su hermana y lograr así que secunde sus planes en contra de Almanzor. El poeta Farid y sus amigos se encargarán de embellecerlos al máximo, logrando que la sayida se encuentre feliz y relajada en ellos.
En los últimos capítulos de la novela a los Baños del Pozo Azul se les otorga una nueva función. Aunque eso deberán descubrirlo los posibles lectores.
Resumiendo. La revuelta de Subh contra Almanzor, en un entorno tan extraordinario como la Córdoba califal, puede que mereciera un libro, pero no de 718 páginas.

 

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