Empiezo a leer el libro que hoy traigo a Opticks con curiosidad y agrado; la razón es que está bien escrito y la autora parece conocer a la perfección lo que relata.
Conforme avanzo en la lectura, mi opinión va cambiando. Los fallos “literarios” son bastantes y, en cuanto a lo que cuenta, suena “antiguo”, quizá porque se trata de una obra publicada en 2017.
El título de dicho libro es La trenza, lo ha escrito Laetitia Colombani y fue editado por Salamandra.
La historia que sirve de inicio a La trenza se desarrolla en la India y la protagoniza una familia de “intocables”, la casta más baja de la escala social que se ocupa de tareas sucias y degradantes heredadas de padres a hijos. En este caso, la mujer recoge con sus manos desnudas los excrementos de castas superiores y el hombre, también con sus manos, mata las ratas que constituirán después el alimento de la familia.
Esa predestinación fatídica a la que se ven avocados es rechazada por la mujer, que no quiere dejar a su hija como única herencia el detestable trabajo que ella heredó de su madre. Con ese propósito, ahorra algunas monedas y paga al maestro que ha de enseñar a la pequeña a leer y a escribir.
Tras el inicio de esta primera historia, llega una segunda que se sitúa en un lugar distinto: Palermo en la isla de Sicilia. Allí otra familia, integrada por el padre, la madre y tres hijas, es dueña de un taller que compra pelo y fabrica pelucas. Del negocio se ocupan sobre todo el padre y la hija mediana que tiene 20 años.
Aún encontramos en el libro una historia más, para la que viajamos a un nuevo continente y una nueva ciudad: Montreal en América del Norte. En esa ciudad la protagonista es una mujer cuarentona, divorciada dos veces y con tres hijos, cuyo único objetivo a lo largo de su vida consistió en alcanzar como abogada el estatus social y profesional más elevado. Estatus que ha conseguido a base de esfuerzo y trabajo constante, sin permitirse nunca ningún tipo de vulnerabilidad.
Por circunstancias diversas: en el primer caso, el deseo de la madre de liberar a su hija del yugo del analfabetismo y la obligación de repetir un trabajo degradante; en el segundo, evitar por parte de la hija mediana el cierre del taller que está en la ruina; en el tercero, hacer frente al cáncer que hace a la abogada descubrir cómo son las personas que la rodean, estas tres mujeres se imponen con valentía a unas circunstancias que parecen determinantes, se enfrentan a su entorno y toman importantes decisiones que cambiarán sus fatídicos destinos.
En el caso de la joven italiana hay por medio una historia de amor con un joven sij, que servirá de excusa a la escritora para explicar las características de este grupo religioso e ir relacionando de manera forzada y previsible unas historias con otras, aquello del “aleteo de una mariposa”, aquí una mariposa feminista.