EL EFECTO DEL ALETEO DE UNA MARIPOSA EN JAPÓN

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En las últimas semanas he leído dos libros en los que aparecía como telón de fondo Japón y algunos de los sucesos acaecidos cuando este país intervino en la 2ª Guerra Mundial. El primer libro fue La canción del exilio de la escritora, de madre tahitiana y padre norteamericano, Kiana Davenport, del que ya he hablado, y el segundo, que hoy traigo a Opticks, El efecto del aleteo de una mariposa en Japón, escrito por Ruth Ozeki, de padre norteamericano y madre japonesa.
Son obras extensas con gran cantidad de personajes y matices distintos que aproximan al lector a la terrible realidad de la guerra desde el punto de vista japonés y en un apartado concreto: las esclavas sexuales en La canción del exilio y los soldados kamikazes en El efecto del aleteo de una mariposa en Japón.
Pero el hecho de que uno de los protagonistas del libro de Ruth Ozeki sea un kamikaze no es lo fundamental de la novela, se trata de un ingrediente más dentro de un rico y sentido relato (da la impresión de que su autora, cuyo nombre coincide con el de una de las protagonistas, vivió de cerca muchos de los acontecimientos que narra).
Veamos el argumento: Ruth Ozeki, de madre japonesa y profesora universitaria de literatura, además de novelista, vive con su marido Oliver, experto en medioambiente y apasionado por su trabajo, en una zona agreste de la Columbia Británica (Canadá) en la costa del Pacífico. Una tarde, paseando junto al mar, Ruth encuentra en la orilla una fiambrera de Hello Kitty que contiene un diario, un paquete de cartas escritas en japonés y un antiguo reloj de pulsera. El diario pertenece a Naoko Yasutani, adolescente japonesa que se dirige en él a la persona que, intuye, podrá encontrarlo al otro lado del océano, llamando a ese posible receptor su ser-tiempo.
De ahí en adelante y de forma alternativa, iremos conociendo la vida de Ruth, contada en tercera persona, y la de Nao, que ella misma narra.
A la luz de las enseñanzas budistas que le va transmitiendo su bisabuela Jiko, monja zen de ciento cuatro años de edad, Nao despliega ante el lector su propia historia y la de su familia: su padre, importante programador de ordenadores en una multinacional norteamericana que regresa arruinado a Japón al quebrar la empresa; su madre, que ha de hacer frente a las nuevas circunstancias, intentando animar al desubicado marido; la bisabuela Jiko en su lejano y ruinoso monasterio, el tío abuelo Haruki Yasutani I, estudiante de filosofía y literatura que murió en la guerra actuando como kamikaze, etc.
La vida de la chica, el maltrato que sufre en el colegio, su opción por el suicidio, las enseñanzas de la bisabuela…, interesan de tal modo a Ruth, que pone todo su empeño en hallar a la autora del diario; a la vez, vamos descubriendo cómo se desenvuelve su propia vida y la de su marido en el lugar casi salvaje y solitario en el que decidieron instalarse.
Quizá a las personas que presumen de tener bien asentados los pies sobre el suelo, un libro como éste que nos habla de sueños, ecología, fantasmas, hallazgos sorprendentes, filosofía, meditación y hasta de mecánica cuántica, puede no interesarle.
Sin embargo, dejando a un lado todo lo anterior y fijándonos sólo en sus valores específicamente literarios, creo que reúne muchos: junto a lo bien escrito que está, informa, conmueve, interesa, sorprende y divierte en ciertas ocasiones.
Y tal vez, sólo tal vez, consiga hacernos algo más conscientes de que el aleteo de una mariposa en Japón, aunque sea leve, tiene sus efectos.

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