EL MUNDO DE AFUERA

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El libro de esta semana se titula El mundo de afuera, su autor es el colombiano Jorge Franco, que ha recibido por la citada obra el Premio Alfaguara de Novela 2014.
Pensando, pensando recuerdo que el Premio Alfaguara que primero leí, recomendado por mi amigo Manolo, fue Son de mar de Manuel Vicent, y el último El ruido de las cosas al caer de Juan Gabriel Vásquez, como Jorge Franco también colombiano. Ambas obras me parecieron excelentes.
No sucede lo mismo con El mundo de afuera. No sé si es porque su autor escribe guiones de cine o porque a esta novela, basada en hechos reales, no le dedicó el tiempo necesario. El caso es que la historia, que podría dar lugar a una película, me parece poco acabada. Se tocan muchos temas y no se profundiza en ninguno.
Veamos el argumento, que va de atrás adelante y de adelante atrás, sin que a veces sepamos el porqué de tanto cambio.
El relato empieza en Medellín en 1971 con el informe que hace la policía del secuestro de Don Diego, un acaudalado Sr. de la ciudad.
De inmediato, el autor nos traslada a un lugar a las afueras de Medellín donde se alza un imponente castillo en el que viven Dita, la mujer de Don Diego, su joven hija Isolda, Hedda, la institutriz alemana que la cuida y una numerosa servidumbre.
Nuevo salto y otra escena de una cabaña perdida en el monte en la que mantienen encerrado a Don Diego varios hombres, pobres desgraciados, dirigidos por uno al que apodan El Mono, que les asegura podrán conseguir mucho dinero con el secuestro y al que considero principal protagonista de la obra.
Así, saltando de tiempo en tiempo, nos enteramos de que Don Diego es germanófilo y amante de la ópera de Wagner. Que en Berlín conoció a la aristócrata alemana Dita. Que ella aceptó vivir con él pero sin casarse. Que para residir ambos en Medellín pidió a un arquitecto alemán le hiciese los planos de un castillo parecido al de La Rochefoucauld. Que de la unión de ambos nació una niña a la que llamaron Isolda y mantienen encerrada en el castillo con todos los lujos, pero a salvo de lo que consideran influencias nefastas de “el mundo de afuera”. Que Isolda ansía vivir de otra manera y busca libertad en el bosque donde los “almirajes” le hacen complicados peinados que adornan con flores y hojas.
Si lo anterior no tuviese suficiente enjundia para desarrollar en pocas páginas, se nos cuenta la vida de El Mono, desde que era un muchacho y con la pandilla espiaba a Isolda en el recinto del castillo, hasta que entró en el mundo del hampa, junto a su novia Twiggy y otros del mismo barrio.
En la actualidad, mientras tiene encerrado a Don Diego y gestiona el rescate, parece enamorado de un muchacho muy guapo con el que se encuentra y al que hace regalos caros a espaldas de Twiggy.
Esto sería, a grandes rasgos, el contenido de El mundo de afuera. Omito multitud de detalles que se quedan sólo en un apunte y a los que no les veo utilidad, por ejemplo, las relaciones de la institutriz o el vidente belga contratado por la familia de Don Diego.
Para terminar el comentario de este Premio Alfaguara 2014, podría decirse que se trata de una novela incalificable. No es un cuento de hadas, a pesar del castillo y la “princesa” Isolda. No pertenece al realismo mágico, aunque la niña se adentre en el bosque y juegue con los “almirajes”. No denuncia una realidad social injusta, ya que profundiza poco en el contraste entre ambos mundos. No es un relato policiaco, ni psicológico ni romántico ni erótico ni…
La única calificación que se me ocurre es que se trata de un guión de cine o una historia escrita a toda prisa para optar a un premio.

 

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