SI NO FUERA POR ESTOS RATICOS

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En noviembre de 2014, en el programa “No es un día cualquiera” que dirige la periodista Pepa Fernández y que, con motivo de la campaña “Un juguete, una ilusión”, se realizó en Ibi, la citada periodista entrevistó a José Manuel Puebla, presentando a la vez el libro de este autor que hoy traigo a Opticks: Si no fuera por estos raticos.
José Manuel Puebla es un humorista gráfico, así que en Si no fuera por estos raticos recoge múltiples viñetas que, en el caso del libro citado y según su autor, han de contribuir a que nos riamos de la crisis.
Admirador de Antonio Mingote, al que sustituye en el diario ABC, y también de Antonio Fraguas (Forges) y Andrés Rabago (El Roto), José Manuel Puebla pretende que su humor sea una especie de bálsamo en la complicada situación actual, de la que denuncia todo aquello que considera negativo, pero lo hace sin perversidad, sin pretender herir a nadie.
José Manuel Puebla observa la realidad social, política y económica que vivimos: paro, corrupción, deficiencias en la sanidad, la educación, las instituciones, la familia, el deporte, etc. y después, con un dibujo genial y una frase, nos cuenta lo que ve, que es lo mismo que podemos ver otras personas aunque no sepamos expresarlo.
Así, refiriéndose a los políticos, un ciudadano dice: –Nos prometen la Luna, y cuando llegan al poder, nos exigen que seamos realistas. En otro caso son dos, ciudadano y ciudadana los que comentan. Él: -¡Bueno, ya está, se acabaron las elecciones, la campaña electoral… A ver si se ponen ya a trabajar por nosotros. Ella: -¡Qué va! Si ahora empieza la campaña de toma de temperatura, la campaña de hasta dónde estás dispuesto… Vamos, la campaña pactoral.
Al variado repertorio de viñetas referidas a los políticos, se unen las que aluden a la crisis económica. Por ejemplo, vemos a dos mendigos sentados en la calle, uno reflexiona:- No es más rico quien más tiene sino el que menos necesita. El otro reacciona alarmado: –Sssssh ¡No des ideas, compadre!
O la conversación entre dos parados: –Y cuando tengamos curro, ¿qué preferirás: una reducción de sueldo o trabajar un par de horas semanales más? Respuesta: –No empecemos con el cuento de la lechera. Y en la cola del paro: –Podría asumir la jubilación a los 67 años, pero me gustaría trabajar antes.
Así, viñeta tras viñeta, en el libro de José Manuel Puebla vamos encontrando representadas las cuestiones que a diario nos complican la vida o nos preocupan, protagonizadas por personajes  con los que nos podemos identificar.
De este modo, Si no fuera por estos raticos se convierte en el testimonio de una época y de una sociedad. Es como un libro de historia, historia gráfica que el humor y la caricatura dulcifican para que no duela tanto el daño que nos hacen la corrupción, el paro, los desahucios, las chapuzas, la irresponsabilidad, la manipulación, el sectarismo, la violencia, las desigualdades, la falta de civismo, etc.
José Manuel Puebla fue profesor antes de dedicarse por completo al humorismo gráfico. Sus viñetas alusivas a la educación parten, pues, del propio conocimiento. La madre que riñe a su vástago malhumorado: –¿Se puede saber por qué no le haces caso al mindundi de tu maestro? O los dos niños vestidos de futbolistas contemplando una batalla campal entre sus padres: –Si yo en realidad vengo por mi padre. -Y yo, así me llega más relajado a casa. O la profesora que se lamenta: –Nuestro sistema educativo parte de premisas irreales propuestas por pedagogos que no han vuelto a pisar un aula desde que se licenciaron.
Termino la reseña de este libro que recomiendo, porque las palabras sin los dibujos que las acompañan significan muy poco para el lector y merece la pena tener en cuenta a este sagaz humorista murciano, cuyos méritos son ya reconocidos tanto en España como fuera de ella, con dos referencias al mal de los móviles y otros soportes electrónicos que, por desgracia, aqueja cada vez más a mucha gente. Dos personas comparten mesa en un restaurante y alaban a través del móvil las excelencias de la comida. La madre anima al hijo adolescente que, tumbado en el sofá, se expresa a través de las caritas o emoticonos de su móvil: –Vamos a pasarlo genial, tenemos un plan en familia estupendo. El padre añade, ante la proliferación de caritas, –Echo de menos cuando nos contestaba con monosílabos.
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 
 
 

 
 
 

 

 

 

 

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