LA SOCIEDAD LITERARIA Y EL PASTEL DE PIEL DE PATATA DE GUERNSEY

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Siempre me resulta entretenido y hasta didáctico comparar algunos de los libros que leo y su versión en el cine.  
Es lo que acabo de hacer con la película La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey, que ha dirigido Mike Newell, y la novela del mismo título escrita por Mary Ann-Shaffer y Annie Barrows.
En este caso, al contrario de lo que me sucedió con La librería, considero mejor el libro que la película.
En uno de los capítulos, respondiendo a la carta de Juliet, la escritora y principal protagonista, Sydney, su editor, le dice: He leído tus capítulos varias veces, y tienes razón, no funcionará. Una sucesión de anécdotas no hace un libro.
Ésa fue mi impresión al comparar ambas versiones, la película me quedó reducida a una colección de anécdotas.
La historia que narran las dos escritoras inglesas, por cierto, tía y sobrina, está apoyada en hechos reales acaecidos durante la segunda guerra mundial, concretamente en 1940 cuando las islas del Canal de la Mancha fueron ocupadas por la Alemania nazi.
Poco antes, en previsión de lo que iba a suceder, Inglaterra ofrece a sus habitantes la posibilidad de ser evacuados, lo que ocurrió con 5.000 niños y algunos adultos.
Hitler ordenó a los oficiales que mandaban las tropas de ocupación que las islas fuesen protegidas con toda clase de fortificaciones, cuya construcción se encargó a la Organización Todt, que utilizaba en sus obras trabajadores esclavos, muchos de ellos judíos.
Los alemanes permanecieron en las islas hasta mayo de 1945. Una buena parte de lo sucedido durante ese tiempo se recoge en la narración.
 
La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey es una novela epistolar. La primera carta, fechada en Londres el 8 de enero de 1946, la dirige Juliet Ashton, famosa autora gracias al éxito que obtuvieron las columnas de toque humorístico que publicaba en un periódico mientras duró la guerra, recogidas después en un libro, al editor de ese libro, Sydney Stark.
En ella, además de hablarle de las dificultades con las que se enfrentan los londinenses a la hora de obtener comida en una ciudad devastada por los bombardeos, le expone su propia dificultad para encontrar un tema que le permita escribir una nueva obra.
En cartas posteriores a otras personas descubrimos que Juliet tampoco encuentra la pareja adecuada.
Así llegamos al 12 de enero de 1946 cuando Juliet recibe la carta de Dawsey Adams desde Guernsey, islas del Canal, contándole que ha llegado a sus manos un libro, Ensayos escogidos de Elia, de Charles Lamb, un autor que le encanta, con su nombre y dirección en la cubierta; lo que aprovecha para pedir le envíe, si es posible, la dirección de alguna librería de Londres a la que demandar otros libros de Lamb.
Se inicia de ese modo una correspondencia en la que participan progresivamente una gran variedad de personajes: pintorescos, malvados, entrañables, profundos, atormentados, presuntuosos, tímidos… Es decir, un conjunto de seres humanos caracterizados por lo que escriben y hasta por lo que leen y sus opiniones al respecto. Junto a los personajes, destacan de igual modo las detalladas descripciones de paisajes y ambientes.
Todo el libro, desde la referencia a las columnas periodísticas que hacen más leve la agonía de la guerra, hasta las lecturas de los miembros de La sociedad literaria y el pastel de piel de patata (el nombre da idea de las penurias que padecen), constituida durante la ocupación y que ha supuesto para ellos una válvula de escape frente al horror, pese a las muchas tragedias que vamos descubriendo al lado de Juliet, es un homenaje a la literatura y a su poder frente a la adversidad.
En resumen, un libro muy recomendable y una película entretenida que, pese a durar dos horas y no hacerse en absoluto pesada, creo que pierde con la comparación

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