EL NEGOCIADO DEL YIN Y EL YANG

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El primer libro que leí de Eduardo Mendoza fue Sin noticias de Gurb, recomendación de uno de los profesores de mi hijo mayor en su etapa adolescente. Posteriormente, teniendo aún en la memoria lo que ese libro me había gustado, lo recomendé a mi vez a un grupo de jóvenes lectores; sin embargo, éstos no reaccionaron igual. Los acontecimientos y personajes que a mí tanto me divirtieron eran del todo desconocidos para ellos y no encontraban el detalle humorístico por ningún lado. Algo que dice bastante del actual conocimiento de la Historia.
Después continué interesándome por las obras de este escritor, unas me agradaron más y otras menos. Entre las que más, La ciudad de los prodigios y La verdad sobre el caso Savolta. Entre las que menos, las protagonizadas por el detective loco, por ejemplo, El enredo de la bolsa y la vida.
Quizá soy demasiado seria para apreciar el disparatado humor de estas últimas.
De todas formas, se trate de unas novelas o de otras, debo destacar lo bien que escribe el autor barcelonés. En apariencia, le resulta muy fácil, lo que contribuye a que también resulte muy fácil su lectura.
En cuanto al humor que subyace en muchas de sus páginas, considero que se vale de él casi siempre para criticar situaciones y ambientes hacia los que, por otro lado, muestra un desengañado desapego. Esta característica se aprecia sobre manera en la novela que hoy traigo a Opticks. Titulada El negociado del yin y el yang (dualidad que el taoísmo atribuye a todo lo existente en el universo), es la segunda de una trilogía que se denomina Las tres leyes del movimiento. En la primera, El rey recibe, aparecen los principales personajes que encontramos en esta segunda: el periodista Rufo Batalla y su familia, el conde Salza, el príncipe TuKuulo (aspirante al trono de Livonia, país inexistente situado entre dos o tres repúblicas soviéticas) y su bella esposa, Mónica Coover o Queen Isabella.
Los hechos narrados en El negociado del yin y el yang se desarrollan en varios escenarios a partir del año 1975, muerte de Franco y principios de la transición democrática. Rufo Batalla trabaja en la delegación de la Cámara de Comercio en Nueva York (segundo escenario), viene a Barcelona (primer escenario) para el entierro de su padre, y al regreso, decidido a dejar la gran urbe norteamericana e instalarse de nuevo en España, recibe el encargo de llevar una carta del príncipe Tukuulo a Japón (tercer escenario). Esa misión le conduce a Tailandia y a otros lugares de Asia (cuarto escenario) en los que se encuentra con gentes de lo más variopinto. Más tarde Barcelona, Stuttgart (quinto escenario), ciudad en la que se reúne con su hermano Agustín, convertido en autor famoso de obras de vanguardia, por ejemplo, Caca en el sombrero. Finalmente otra vez Barcelona y la posibilidad de emprender un venturoso viaje a Buenos Aires.
Todos los lugares reseñados, dejando a un lado los sucesos vividos por Rufo Batalla en ellos, siempre de un modo un tanto impertérrito, por más que corra uno no pué ir más allá de donde está en cada momento, están descritos con el humor que caracteriza a Eduardo Mendoza.
Un humor centrado aquí en lo estrambótico de la mayoría de los personajes, las situaciones disparatadas que viven y las opiniones que vierten sobre la actividad que desarrollan y su entorno más próximo. No se trata de un humor que te haga reír, quizá porque encierra una crítica tan inteligente como desesperanzada. Los japoneses prefieren un conjunto feo pero armónico a algo bonito e inarmónico. El deporte nacional de Japón ver cómo se pegan dos obesos mórbidos.
Por el contrario, las opiniones del protagonista son rotundas y con pocos atisbos de humor: Para mí, ni el capitalismo era sinónimo de libertad, ni el comunismo de justicia. Especialmente el comunismo, que unos seguían considerando una panacea y otros una amenaza, no gozaba ni de mi admiración ni de mi respeto.
En resumen, El negociado del yin y el yang de Eduardo Mendoza, publicado por Seix Barral, es una novela que, además de estar bien escrita, contiene tal variedad de personajes, situaciones y matices que la hacen muy recomendable para ser analizada en profundidad por un exigente grupo de lectores.

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