JUAN MARSÉ

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El pasado 19 de junio murió en EEUU Carlos Ruíz Zafón y el 18 de julio, en Barcelona, Juan Marsé.
De Ruíz Zafón sólo he leído un libro, La sombra del viento. Sin embargo, de Juan Marsé, Premio Cervantes 2008, he leído algunos más. Por esa razón, creo que tengo más elementos de juicio para hablar del segundo que del primero.
En concreto hoy voy a referirme a dos libros de Marsé: Si te dicen que caí, publicado en México en 1973, ante la imposibilidad de hacerlo en España, y Los misterios de colores, una obra muy breve con los personajes de La oscura historia de la prima Montse publicada en 1993, en la que resalta, de ahí el título, el capítulo dedicado a analizar, con el estilo fiero de Marsé, los ejercicios espirituales de Acción Católica, a los que, por diversas razones, asiste un grupo de hombres de toda clase y condición en una masía del Ampurdán llamada “De colores”; lo que da pie al grupo directivo a jugar con la conocida canción De colores se visten los campos en la primavera…, mientras intentan, mediante variadas y retorcidas técnicas, impulsar al grupo a la conversión. Al tener este libro sólo 69 páginas, podría constituir un buen aperitivo para introducirse en la obra del escritor barcelonés.
Digo esto porque para mí los libros de Marsé han supuesto siempre una especie de mazazo, un aguijón, por la sinceridad, la honradez intelectual y la crudeza con la que presenta todos los temas. Quizá una obra demasiado extensa pueda asustar al lector novato.
Si te dicen que caí es una novela de posguerra que consiguió el Premio de Novela México cuando se publicó en 1973. Presenta la vida de un conjunto de personas, especialmente niños, en un barrio de Barcelona ya desaparecido, El Guinardo. Allí, en la trapería de la abuela de Java, se reúnen éste, el Sarnita y otros adolescentes como ellos que malviven en un ambiente de miseria, promiscuidad y desesperanza. Para ahuyentar el hambre y pasar el rato, el Sarnita se dedica a contar “aventis”, historias en las que mezcla la realidad con la ficción, secundadas por los demás en un ir y venir continuado de la trama que la hace todavía más impactante,
Juan Marsé explica sobre esta novela que no es tanto una revancha personal contra el franquismo, como una secreta y nostálgica despedida de su infancia. Una de sus obras más personales, pues al escribirla sólo pensaba en los anónimos vecinos de un barrio pobre que ya no existe, en los furiosos muchachos de la posguerra que compartieron con él las calles leprosas y los juegos atroces, el miedo, el hambre y el frío, en su propia infancia y adolescencia.
La novela está compuesta por voces diversas: jóvenes, adultos, hombres, mujeres, clases altas y bajas, contrapuestas y hasta contradictorias; voces que rondan la impostura y el equívoco, que tejen y destejen una espesa trama de signos y referencias y un ambiguo sistema de ecos y resonancias.
Si te dicen que caí no es una novela fácil de leer, primero por el juego de voces y tiempos que se alternan; en segundo lugar por la crudeza de todo el relato. Marsé no deja ni un solo espacio a la condescendencia o la ternura y la narración duele por lo que cuenta y por cómo lo cuenta.
Me gusta Juan Marsé, su lucidez y valentía al presentar realidades dolientes; su firmeza ante los halagos de los poderosos, cuyos defectos nunca disfraza; su rechazo ante todo tipo de corrupción y manipulación.
Nadie como él, con su carácter y con su manera de escribir, su único dios fue la literatura, podría contribuir a vacunarnos contra la malaria de la estupidez que nos aflige, cada vez más extensa y abrumadora.

  

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