EL ARTE DE PERDER

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El último libro que me acaba de regalar mi amiga Mila se titula El arte de perder. Su autora es la escritora francesa Alice Zeniter y está editado por Salamandra.

En El arte de perder confluyen dos historias: la de Naïma, que inicia el relato en París, ciudad en la que vive; y la de su abuelo Ali, su padre Hamid y el resto de la numerosa familia paterna en la Argelia ocupada por Francia y en la Francia, que en teoría habría de acogerlos tras la independencia de su país de origen, después.

Naïma es una joven francesa que trabaja en una galería de arte. Argelia, el país del que proceden su padre y sus abuelos, no ha despertado en ella nunca demasiado interés.

Sin embargo, unas palabras del hermano de su padre en una boda: “Vuestras hijas se comportan como putas. Han olvidado de dónde vienen, y el debate sobre la inmigración y el racismo provocado en Francia a raíz de los atentados que llevaron a cabo islamistas radicales en la sede de Charlie Hebdo, en la sala Bataclan y en otros lugares de la nación, aumentan sus miedos y hacen que se pregunte por todo lo que parece determinar su apellido y su color de piel.

Casualmente, el trabajo que desempeña en la galería de arte le ofrece la posibilidad de viajar a Argelia en busca de las obras de un pintor argelino residente en Francia que se vio obligado a huir de su país.

Este viaje, realizado en principio a su pesar, propiciará que Naïma se interese por la historia de Argelia, que profundice en ella; y que, una vez en ese territorio, conozca los lugares de procedencia de su padre y a la familia que permanece allí.

Al mismo tiempo, aunque no pueda encontrar respuesta a las muchas preguntas que se hace, el viaje ayudará a Naïma a comprender en qué consiste “el arte de perder”.

Naïma inicia el relato, pero  la mayor parte de las cuatrocientas veintiséis páginas del libro se centran en la historia de su abuelo, Ali, y de su padre, Hamid, en la década de los cincuenta y tras los acuerdos de Evian que condujeron a la independencia en 1962.

Para narrarla, Alice Zeniter ha consultado a sociólogos e historiadores; lo que, junto a sus repetidos viajes a Argelia, le permite mostrar de una forma objetiva la historia de ese territorio antes, durante y después de la dominación francesa.

Todo ese estudio histórico, como ya he apuntado, se realiza a través de la familia de Ali, un caribeño que consiguió riqueza y prosperidad en la montaña en la que residía, lo que le permitió casarse en dos ocasiones y lograr el ansiado varón: Hamid.

Los argelinos que vivían en la Argelia ocupada no gozaban de ningún privilegio. La mayoría eran analfabetos y se relacionaban de manera distante y sumisa con el invasor.

Pero esa situación, muy bien explicada en el libro, no resultaba aceptable para muchos. Así que en 1954 estalló la revolución comandada por el grupo revolucionario FLN (Frente de Liberación Nacional), que inició una guerra de guerrillas, a la que el ejército francés respondió con enorme dureza.

Se generalizaron los enfrentamientos y el terror y la inestabilidad se extendieron por todo el territorio hasta la proclamación de la independencia.

Pese a todo, la independencia no terminó con el terror. Por diversas razones, multitud de habitantes de la nación fueron perseguidos y exterminados por los guerrilleros. Por ejemplo, los llamados “harqueños”, acusados de colaborar con los franceses.

Ali lo hizo para salvar a su familia y la acusación le ocasionó que, junto con todos los que huían, él, su mujer y sus hijos tuviesen que buscar refugio en Francia, donde fueron alojados en campos poco menos que de concentración.

La miseria, el frío y el desprecio que siente alrededor en esos años, determina el carácter de Hamid que teje alrededor un manto de silencio, aunque tenga un trabajo respetable, se haya casado con una francesa y las hijas de ambos, entre ellas Naïma, estén del todo integradas en el país. Namid había cerrado para siempre una parte de sí mismo y había decidido construirse una vida que no descansara sobre los cimientos de su primera infancia.

Las vicisitudes que atraviesan Alí y su familia a lo largo de tres generaciones, el diferente modo de integrarse en el país receptor, la dureza de la “acogida”, los miedos de unos y otros, la necesidad de ser uno mismo, los afectos, todo está relatado por Alice Zeniter en El arte de Perder con una sensibilidad extrema que no omite la crueldad y el realismo.

Lo que obliga a reflexionar y a hacerse preguntas, propias de la actualidad de una gran parte de lo narrado.

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