La librería del señor Livinsgtone

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Atraída por el título, empecé a leer el libro que hoy traigo a Opticks. Se titula La librería del señor Livinsgtone, su autora es Mónica Gutiérrez y está editado por Ediciones B. 

A poco de comenzar la lectura, me di cuenta de que se trataba de un cuento de hadas. De hecho, a la protagonista de la historia, Agnes Martí, arqueóloga barcelonesa que trabaja de manera discontinua en excavaciones en Egipto y viaja a Londres en busca de una ocupación profesional que aporte estabilidad a su vida, la compara la autora en varias ocasiones con un hada: por su larga cabellera, su grácil figura, sus hermosos ojos castaños y su manía de andar descalza. 

Un cuento de hadas, sí. Además con tres historias de amor que tienen un final feliz, aderezadas por un conjunto de personajes muy literarios que aportan humor y entretenimiento al relato: Sioban Clark, dueña de una pequeña editorial y novia del señor Livinsgtone; Oliver Twist, niño de ocho años enamorado de la astronomía que utiliza la claraboya piramidal de la segunda planta de la librería para estudiar con su telescopio el universo; la señora Dresden, una extravagante lectora compulsiva; Jasmine que alquila una habitación a Agnes, se convierte en su amiga y le informa sobre las absurdas leyes británicas como que es “ilegal morirse en el Parlamento” o “ir en taxi si tienes la peste”; el “escritor residente” que escribe en un rincón bajo una lamparita azul de lunes a jueves un libro del que no habla a nadie; el señor Charlie Caldecott, un viejo sastre vecino de la librería que a Agnes le recuerda a Mr. Magoo y algunos más igualmente pintorescos que irán apareciendo en el devenir de la historia. Importantes son el inspector de Scotland Yard, John Lockwood, que se enamorará de la joven arqueóloga y el cocinero galés, R. Cadwallader, que hará lo mismo respecto a Jasmine. 

Si nos fijamos sólo en el apartado amoroso, podríamos decir que La librería del señor Livinsgtone es una novela de amor para jóvenes que gustan evadirse con este tipo de literatura, poco acorde con los desquiciados tiempos actuales, pero hay varios elementos en ella, además de los amores y los buenos sentimientos, que le otorgan para mí un valor especial.

En primer lugar está bien escrita; en segundo, la descripción que hace de Londres es detallista, real y con interesantes explicaciones históricas. En tercer lugar y muy relacionadas con el título y el interés que mostré por él, están las citas literarias y las referencias a determinados libros y autores que hace el señor Livinsgtone, un librero en apariencia gruñón pero entrañable, buen conocedor de la literatura, amante de los libros ilustrados y pariente lejano de David Livinsgtone, del que conserva en una vitrina el diario original de sus famosas expediciones.

 

 Por Mª José Alés

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