AMAR Y SER SABIO

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Empieza el otoño. Los días se van acortando poco a poco y en las calles, mojadas por la lluvia, una alfombra de hojas caídas suele atraer pensamientos sombríos.

Para evitarlos, nada hay mejor, en mi caso, que una buena novela policiaca. Pero no de las que describen con minuciosidad de forense obsesivo cadáveres descuartizados y vísceras sangrantes, recreándose en los sofisticados métodos que puede utilizar un asesino para eliminar a sus víctimas, sino las que se centran en la investigación en sí, en el entorno, en los personajes y en la personalidad del investigador que resuelve finalmente el misterio.

Una estupenda muestra de lo anterior la tenemos en las novelas de la escritora escocesa Josephine Tey (1896-1952), protagonizadas por el inspector de Scotland Yard Alan Grant. Novelas que, por lo demás,  incluyen aspectos y opiniones de una actualidad sorprendente.

Hoy traigo a Opticks una de esas novelas. Se titula Amar y ser sabio. Está editada por Hoja de Lata Editorial y traducida por Pablo González-Nuevo.

La trama desarrollada en Amar y ser sabio se inicia en la fiesta de artistas que organiza la escritora Lavinia Fitch, con motivo de la publicación de su último libro. El inspector Grant ha sido invitado a la misma por su inteligente y perspicaz amiga Marta Hallard, que es actriz.

En la fiesta, que el inspector soporta, aunque prefiere reuniones más tranquilas, se encuentra con un joven, Leslie Searle, fotógrafo norteamericano de extraordinaria y enigmática belleza.

El joven desea conocer a Lavinia para, a través de ella, saludar a su sobrino Walter, famoso locutor de radio, aludiendo a que ambos tenían un amigo en común.

El encuentro da pie a que la citada escritora le invite a pasar un fin de semana en su casa, una curiosa mansión llamada Villa Graciosa. Allí podrá encontrarse con Walter, que realiza en ese momento su programa de radio.

En Villa Graciosa viven también la hermana de Lavinia y Liz, hijastra de ésta, prometida a Walter, tras el suicidio de su antigua novia, y secretaria de la escritora.

A consecuencia de un proyecto que Leslie y Walter deciden emprender juntos, el fotógrafo se queda más tiempo del previsto en la villa, hasta que un día desaparece.

Ahí entra en escena el inspector Grant que, por supuesto, resolverá la inesperada desaparición.

He leído que en el universo narrativo de Josephine Tey no importa tanto quién cometió el delito, sino por qué y sobre todo cómo.

Eso requiere una meticulosa observación del comportamiento humano y un juego intelectual, entre los protagonistas, trufado de humor en muchos casos, que hace interesante toda la narración.

También he leído que Tey solía documentarse muy bien para escribir sus novelas. Se percibe en la descripción de los distintos ambientes en los que se desarrolla el relato: Londres, Villa Graciosa, el pueblecito cercano con su caudaloso e imprevisible río y hasta la sede de Scotland Yard.

De igual modo, en el análisis psicológico de los personajes de la historia, incidiendo en los excéntricos individuos (escritores y artistas) que decidieron vivir en el citado pueblecito, en la especial manera de situar a todos ellos en el tiempo y en el espacio y en el transcurso de la investigación que hace el inspector, mientras intenta aclarar el posible asesinato del joven de desconcertante belleza.

 

 

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