EL CERCO DE ISPAHÁN

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Empiezo el mes de julio con El cerco de Ispahán, novela histórica que, según he leído en la contraportada, es la continuación de otra del mismo autor, Jean-Christophe Rufin, titulada El abisinio, por la que recibió el premio Goncourt en 1997.
Pese a que El cerco de Ispahán, al ser continuación de El abisinio, nos cuente la vida de sus protagonistas principales, aunque en este caso veinte años después, los acontecimientos narrados y los lugares en los que se desarrolla la historia son distintos. Por lo tanto, la obra puede leerse de forma independiente.  
Jean-Christophe Rufin, además de escritor, es médico, académico y diplomático. Así no es de extrañar que el personaje principal de sus dos libros, Jean-Baptiste Poncet, sea también médico, y el padre de Alix, mujer de Jean-Baptiste, Benoit de Maillet (1656-1738), diplomático y naturalista, autor de un libro sobre la evolución y otras cuestiones que ponían en tela de juicio ciertas “verdades” de su tiempo al que llamó Telliamedy que le ocasionó bastantes problemas con las jerarquías eclesiásticas.
Con lo anterior quiero decir que en El cerco de Ispahán conviven personajes reales con imaginarios y en los hechos narrados hay una parte de verdad.
La historia se desarrolla en Ispahán, capital entonces de Persia (comienzos del siglo XVIII),  en la que vive Jean-Baptiste Poncet, su mujer Alix, su hija Saba y George, un joven huérfano al que han dado cobijo. Todos disfrutan de la protección de los gobernantes persas de la ciudad que agradecen así los servicios profesionales del doctor.
La descripción de la vida en Ispahán, ciudad cosmopolita habitada por personas de diferentes credos y procedencias, sirve al autor para hablarnos de la belleza y variedad de plantas que adornan sus jardines, el refinamiento de sus gentes, la manera de alimentarse y hasta la religión, musulmana ya pero no demasiado rigorista.
Por una serie de circunstancias que los lectores del libro irán descubriendo, Jean-Baptiste decide ir en busca de su amigo Juremi que ha sido hecho prisionero por los rusos. Lo hará acompañado de George y de Küyüt, un estrambótico criado mongol.
Tras un accidentado viaje que les lleva a cruzar el Cáucaso y gran parte de la actual Rusia, viviendo aventuras de muchas clases, como el encuentro con Pedro el Grande, todas ellas explicadas detalladamente por el autor: paisajes, pueblos, costumbres, conflictos diplomáticos y militares, etc., Jean-Baptiste y sus acompañantes consiguen liberar a Juremi y a la vuelta a Ispahán descubren que un ejército afgano ha puesto cerco a la ciudad.
El desenlace dejo que los descubran los lectores aficionados a esta clase de libros. Por mi parte terminaré diciendo que El cerco de Ispahán de Jean-Christophe Rufin,  al estar muy bien documentado y ser tan detallista, nos aproxima a una serie de lugares: Afganistán, Irak, Paquistán, Irán, Turquía, Rusia… que en la época actual aparecen a diario en la prensa y no precisamente por sus costumbres refinadas.  

 

 

 

 

 

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