LA HIJA DEL ESTE

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Empezaba a escribir la reseña de un libro de Clara Usón que se titula La hija del Este y mi marido, que estaba viendo el fútbol, me avisó de que algo grave sucedía en París.
Hasta hoy no he vuelto a retomar el relato de la autora catalana que alude en su obra a los riesgos que conlleva el nacionalismo exacerbado –El nacionalismo es en esencia una paranoia individual y colectiva- con el apoyo de la religión  que justifica y la pobreza que envilece.
El punto de partida de La hija del Este, nos cuenta Clara Usón, está en el suicidio el año 1994 de Anna, hija del general serbio Ratko Mladic, uno de los criminales más sanguinarios de la guerra de los Balcanes. Anna tenía 23 años, estudiaba medicina en Belgrado y era el orgullo de su padre por su extraordinaria aplicación y sus ideales políticos. Añade la escritora que esos ideales, que compartía una buena parte de la sociedad serbia, fueron fomentados merced a la educación controlada por el gobierno, los medios de comunicación propiedad de éste y la religión ortodoxa que resurgió con gran ímpetu tras la muerte del mariscal Tito que había impuesto el comunismo como religión secular –Las masas tendrán que llenar ese vacío con una nueva fe que les indique lo que está bien y lo que está mal, ya que son incapaces de pensar por sí mismas-.
La hija del Este tiene 488 páginas agrupadas en dieciséis capítulos y un epílogo. En los capítulos se alterna la historia de Anna con la de Serbia, bajo el título esta última de “Galería de héroes”. Héroes antiguos convertidos en mitos a admirar y emular, como el Príncipe Lazar que en el siglo XIV luchó contra los turcos. Ya en el siglo XX, otros “héroes” que pretendían recuperar la gran Serbia de antaño empleando para ello cualquier método, incluso el genocidio: Slobodan Milosevic, presidente de Serbia; Radovan Karadzic, presidente de la república Srpska y Ratko Mladic, general y Jefe del Estado Mayor en la guerra contra los bosnios.
El estudio de estos personajes y sus circunstancias le supuso a Clara Usón tres años de trabajo, en los que viajó a los distintos escenarios de los hechos que narra, entrevistó a serbios, bosnios y croatas y hasta hizo que le tradujeran libros del serbio para documentarse mejor. Consigue así una extraordinaria crónica que incluye el perfil psicológico de los protagonistas, su situación familiar (Clara Usón da en sus libros gran importancia a la familia –De la familia sale todo incluida la culpa propia o ajena-, y sus distintas actuaciones en la guerra.
La ficción llega a través de Danilo Papo, creo que alter ego de la autora en el relato. Danilo Papo, hijo de serbia y judío, es un año mayor que Anna y se siente atraído por ella; estudia literatura inglesa, aunque aspira a ser director de cine, y no manifiesta ningún interés por participar en una guerra patriótica inducida por políticos ambiciosos y sectarios, considera que el patriotismo es el último refugio de los canallas, y afirma que cuando ve un héroe echa a correr.
Danilo Papo cuenta todo lo relacionado con Anna enlazando la ficción con los hechos reales: el descubrimiento por parte de la joven de lo que unos compañeros de facultad opinaban de su adorado padre cuando sorprendió una conversación entre ellos; la incredulidad inicial que se fue convirtiendo en sospecha, aumentada al aparecer en el periódico un artículo denunciando las atrocidades que Ratko Mladic había cometido; el encuentro que mantuvieron ambos a petición de Anna que buscaba certezas;  y el suicidio de la chica con la pistola favorita de ese padre cariñoso y admirado, que la enseñó a limpiarla mientras decía que con un tiro de esa pistola iba a festejar la llegada del primer hijo de Anna, un nieto prolongador de su estirpe.
Explica también Danilo sucesos terribles producidos en el sitio de Sarajevo y dentro de la ciudad en la que entró para rescatar a su padre.
En el capítulo 16, Clara Usón recupera la fidelidad histórica al relatar lo sucedido tras la muerte de Anna, la reacción de Ratko Mladic y el asesinato de ocho mil bosnios en Srebenica, ante la pasividad de los cascos azules holandeses.
En el epílogo es de nuevo Danilo Papo el que regresa a Sarajevo y hace balance de lo sucedido utilizando a Shakespeare como apoyo.
La hija del Este de la escritora catalana Clara Usón obtuvo en 2012 el Premio de la Crítica. En todo tiempo recomendaría su lectura. En los momentos actuales, mucho más.

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