FAHRENHEIT 451

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Nada mejor como la celebración del Día del libro para traer a Opticks un libro, que no sólo los prohíbe, sino que los quema. Se trata de Fahrenheit 451, está editado por Minotauro y su autor es el escritor norteamericano Ray Bradbury.

Ray Bradbury  publicó  Fahrenheit 451 en 1953. Se trata de una novela de anticipación y ciencia ficción que presenta una sociedad distópica en la que, a través de los medios de comunicación y de la escuela, se adoctrina a las masas, anulando la posibilidad de discernir, el espíritu crítico y cualquier clase de libertad interior.

En la sociedad que Ray Brdbury, analiza la comunicación entre las personas, el diálogo que te enriquece y te hace pensar y, por supuesto, los libros, base cultural de todo lo anterior, constituyen un peligro; por lo que se ha organizado un cuerpo de bomberos encargados de requisarlos y quemarlos. Algo nada infrecuente en la ficción, recordemos El Quijote, y, por desgracia, también habitual en la realidad: Inquisición, Nazismo, Comunismo.

Lo triste, y sobre todo, preocupante es que lo de “quemar los libros”, hacerlos desaparecer de las bibliotecas públicas o corregir los textos en nuevas ediciones, se está haciendo frecuente también en nuestros días. No hace demasiado tiempo, en la civilizada Canadá, se quemaron cientos de libros de Tintín porque, según los censores, en sus páginas no se respetaba a las minorías.

Muchos de los libros para niños y adolescentes escritos por Roald Dahl vuelven a editarse modificando aquellos términos que pudiesen resultar molestos para alguien.

En Hong Kong se han eliminado de las bibliotecas públicas todas las obras que albergaban en sus páginas alguna crítica hacia el régimen chino.

Son cientos los ejemplos que pueden aportarse propios de dictaduras o de la cada vez más abundante “ideología Woke” que se está poco a poco imponiendo.

Una ideología en la que las personas son cada vez menos libres para expresar lo que piensan o sienten, al margen de lo impuesto por los que tienen el poder y la posibilidad de manipular las mentes a través de numerosos mecanismos.

Lo extraordinario es que Fahrenheit 451 nos muestra multitud de situaciones que ya se reconocen mirando alrededor: reducción radical de la natalidad, crisis de la familia tradicional (se ha modificado, incluso, la terminología), depresiones y alteraciones del comportamiento (los políticos están muy preocupados por la salud mental de sus votantes), incomunicación, utilización de somníferos, televisores cada vez más grandes con una perniciosa influencia en modas, valores y costumbre.

Añado, porque es propio de nuestro tiempo, el uso habitual del móvil a edades muy tempranas, lo que multiplica los problemas citados e incorpora otros nuevos igualmente maléficos.

Por eso recomiendo la lectura o relectura de Fahrenheit 451. Quizá, si vemos reflejado lo que sucede hoy, lo que está detrás de esos sucesos y las consecuencias de los mismos, en un libro escrito hace setenta años, alguien dejará el móvil por un rato y aclarará su mente con esta u otra benéfica lectura.

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