LOS AÑOS

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Me enfrento a una nueva obra de la Premio Nobel de Literatura 2022 Annie Ernaux con una cierta desconfianza. Hasta ahora he leído de ella El lugar, El acontecimiento y Pura pasión.

Ninguno de estos libros, autobiográficos según es su costumbre, provocó en mí una especial admiración hacia la escritora francesa.

Hoy traigo a Opticks Los años, publicado por la editorial Cabaret Voltaire, traducido del francés por Lidia Vázquez Jiménez y más extenso que los anteriores. También difiere de ellos en aspectos que considero reseñables en positivo. Por lo que mi valoración de esta obra es mucho más amable que la que suscitaron en mi ánimo los que leí primero.

En principio Los años no se centra tanto en el “yo” sino en el “nosotros”, podía decirse que es el relato autobiográfico de una época, la que va de 1941 a 2006.

Annie Ernaux narra los acontecimientos más significativos de esa época partiendo de fotografías en las que aparece desde la infancia hasta la madurez, sola o acompañada por personas que estuvieron a su lado en ese momento concreto. Las fotografías le permiten analizar desde la forma de vestir hasta la situación social de los representados.

En este ejemplar de los archivos familiares (que debe datar de 1941) imposible ver otra cosa que la puesta en escena ritual, en modo pequeño burgués, de la entrada en el mundo.

Por tanto las fotografía son sólo la excusa de la que se vale la autora para introducir los cambios sociales, culturales y políticos producidos en Francia y en otras partes del mundo a lo largo del tiempo señalado.

Guerras, insiste bastante en la de Argelia y sus consecuencias; costumbres, desde un puritanismo exagerado hasta la permisividad sexual favorecida por los nuevos métodos anticonceptivos; presidentes de Francia y su trayectoria,  principales figuras de la cultura, modas, euforia y esperanza en los acontecimientos vividos durante el año 1968, revolución de Tiananmén, caída del muro de Berlín, nuevas enfermedades como el sida, canciones, películas y hasta anuncios, primero de radio y después de televisión, aparición del móvil, avances de la tecnología…

Nada escapa a la atenta mirada de la escritora, cuya vida también se modifica año tras año: estudios, matrimonio, hijos, divorcio, nuevas relaciones, nietos.

Sin embargo, e insisto en ello porque en las otras obras que he leído no es así, en este libro sus propias vivencias se encuadran en un marco general descrito con minuciosidad y maestría. Aporta multitud de datos e imágenes que traen hasta nosotros hechos relevantes de unos años que han contribuido a que nuestro mundo sea como es, con sus luces y sombras, sus avances tecnológicos y sus desigualdades sociales.

Annie Ernaux realiza en este libro un profundo ejercicio de memoria, la memoria de una generación, en el que considero que ocupa un lugar destacado la nostalgia.

Pero no mira atrás y posteriormente a su alrededor con pesar o tristeza, tampoco lo hace con acritud y frialdad (en otros libros sí); quizá con algo de melancolía por lo que nunca podrá realizarse.

Así que, aunque no haya abandonado la ambición inicial de que sus creaciones literarias sean “instrumentos de lucha”, en Los años en concreto “Querría captar la luz que baña rostros ya invisibles, manteles cargados de comida desvanecida, esa luz que estaba ya ahí en los relatos de los domingos de infancia y que no ha dejado de posarse sobre las cosas vividas inmediatamente, una luz anterior.

Salvar algo del tiempo en el que ya no estaremos nunca más”.

 

 

 

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