LA TABERNA DE SILOS

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De un autor que escribe con seudónimo, Lorenzo G. Acebedo, y del que según la contraportada “abandonó en su juventud los estudios teológicos por el retiro monacal y, algún tiempo después, el retiro monacal por una mujer” acabo de leer La taberna de Silos , editada por Tusquets.

La taberna de Silos es una novela negra que coincide con “los manuscritos” de Luis García Jambrina en que su protagonista, un importante autor de la literatura española, en el caso de García Jambrina, Fernando de Rojas,  y en el de G. Acebedo, Gonzalo de Berceo, investiga uno o varios asesinatos.

Otra coincidencia entre ambos escritores es que se documentan muy bien para situar al personaje en su época, siglo XV en un caso y siglo XIII en el otro; pero ahí terminan las coincidencias.

Los “estudios teológicos” y el “retiro monacal” al que alude G. Acevedo se perciben en cantidad de detalles. Por ejemplo, la descripción que hace de la regla que rige los dos monasterios benedictinos, los cargos que ocupan los monjes o la detallada manera de explicar el trabajo de los copistas.

Copiar y elaborar es la tarea que encarga el abad de San Millán, Dom Juan, a Gonzalo de Berceo, ya que su alabada vida de San Millán ha reportado buenas ganancias al monasterio; y estas instituciones atraviesan una mala racha porque desde Roma, Gregorio IX y los suyos, pretenden controlar sus finanzas, a las que contribuye también la producción de vino.

Así que Gonzalo de Berceo ha de ir a Silos y realizar una vida de Santo Domingo en cuaderna vía igual a la de San Millán, además de otros encargos. Todo ello redundará en beneficio de ambos monasterios.

La novela se inicia con Gonzalo de Berceo ya en Silos y el descubrimiento, de manera bastante truculenta, del primer asesinato. Luego sabremos  por qué se encuentra allí y otros detalles de su vida antes del encargo del abad.

Contada en primera persona con un cuidado lenguaje, perfecta construcción del relato y unas descripciones que te trasladan sin dificultad a la época, La taberna de Silos tiene todos los elementos para interesar al lector: la investigación de los delitos, la lucha por el poder y el dinero que los provoca, la corrupción y depravación de muchos personajes, la descripción de ambientes y hechos más o menos históricos, como la batalla de las Navas de Tolosa o la importancia del vino para la vida de los monasterios.

Este último punto está bastante desarrollado, recordemos el título del libro. El autor presenta a Gonzalo de Berceo como un experto viñatero que cuenta con sus propias cepas y se deleita probando los excelentes “caldos” que obtiene de ellas.

Los personajes están muy bien caracterizados: Lope, el peregrino Borrachín, Elo, la joven tabernera, Deogratias, fray Aznaro, fray Bermudo… Aunque la verdad es que el autor no parece tener muy buena opinión de los monjes.

No falta en el relato el humor personificado en Lope y sus acciones y dichos, a veces con la profundidad que tienen los atribuidos a Gonzalo de Berceo, que dulcifican la truculencia de algunas escenas.   

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