Klaus & Kinski

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Klaus & Kinski presentan su útlimo trabajo «Herreros y fatigas» a los lectores de Opticks Magazine.

Entrevista por Salvador J. Tamayo y Jose Gallego Leal

 

– Klaus Kinski era un personaje que no por casualidad protagonizó «Aguirre la cólera de Dios». Padecía coprolaria (menos, qué cosas, con Claudia Cardinale) y llegó a dudar de la excelencia del arte. De hecho en la película Fitzcarraldo, Klaus Kinski, quería llevar la ópera a la amazonía. ¿Usáis la mezcla de estilos tan distintos con el pop con la idea de difundirlos en alguna medida, o únicamente plasmáis vuestras referencias en las canciones?¿Qué tienen en común Klaus & Kinski y Klaus Kinski?

Al principio simplemente nos gustaba su cara de mala hostia. Nos hacía gracia pensar en su cara y en temas así cantados dulcemente. Luego le puedes ver más chicha, pues desde luego este hombre tan extremo parece un iconoclasta y descreído del copón. Hay artistas de los que mola más su vida que su obra. No es que no hiciera grandes cosas (lo mejor con Herzog, claro, pues también hizo mucha basura), pero su vida loca ya es arte puro. Aunque mejor que te lo cuenten que vivirlo de cerca. Tampoco, por otra parte, es que seamos especialistas en este tipo. Es sólo un nombre tonto de grupo.

– ¿Cómo es el proceso de creación de una canción de Klaus & Kinski? Cuales son vuestros referentes literarios, vitales o musicales a la hora de componer.

Primero la música. Luego a ver de qué se escribe, en función de cómo es la música. A veces tienes en mente el tema sobre el que irá, pero rara vez la letra antes. A veces sólo una frase, o un juego de palabras, cualquier cosa que puedas estirar. Pero referentes literarios… no sabría qué decir. Puedo nombrar a gente que me guste, pero no creo que lo tenga muy en cuenta al escribir. Otra cosa es en la musica, a veces tienes algo muy concreto en mente para una determinada canción e intentas recrearlo.

– Demostráis que las etiquetas no van con vosotros ya que ¿cómo entendería un “indie purista” canciones como In the Goethe? Mi favorita del disco, sinceramente. Tiene una delicadeza y una sutileza admirables.

Bueno, habría que saber primero qué es un indie purista. Si es alguien al que sólo le gusta guitarreo wachu wachu heredero de los 90 igual no le mola. Si se entiende lo indie en un sentido más conceptual o ideológico… pues a lo mejor tampoco le gusta, aunque no sea por salirse del libro de estilo indie clásico, si es que eso existe. La verdad es que es meterse en jardines el intentar acotar siginficados para un palabro tan manoseado como lo “indie”. Yo prefiero pensar en un público más o menos crítico e inquieto, al margen (o además) de los mass media.

– En el vídeo-clip Ley y moral parece una mezcla de agua y aceite, en la que un objeto sirve para destruir otro completamente distinto: una maza contra una tarta, un taladro contra un paquete de galletas, … Mientras suena «¿quién decide qué está bien y qué está mal»? ¿Es un canto al «todo vale» o una llamada de atención? Parece que ley y moral, al menos últimamente, son eso, agua y aceite…

Bueno, siempre se pueden ver simbolismos. La letra es más filosófica, y algo de eso hay. Pero en cualquier caso no nos gusta hablar de la intención última de un vídeo como si fuera sólo cosa nuestra, porque respetamos su autoría (Chema García en ese caso). Lo que sí tendemos mucho es al absurdo. En la ficción y en la realidad.

Soléis decir, respecto a vuestras influencias y estilos, que sois eclécticos. Y hay quién define el eclecticismo como falta de personalidad y estilo propio. Sin embargo, en filosofía, los eclécticos eran aquellos que buscaban conciliar  conciliar las doctrinas que parecen mejores o más verosímiles, aunque procedan de diversos sistemas. ¿Es esto último lo que busca Klaus & Kinski con el sonido?

Es una manera de racionalizarlo, pero quizás sonaría pretencioso que lo dijéramos nosotros. Lo que sí es cierto es que se parte de un amor sincero y bastante desprejuiciado a la música poular en su conjunto, y ahí caben muchas cosas. Podría ser como el capricho de un melómano. Nosotros lo vemos de una manera más natural, simplemente no creemos que sea tan extraordinario el ser un poquito más disperso de lo que acostumbran las bandas de pop más o menos alternativo. Ni siquiera nos considerábamos eclécticos, simplemente nos lo acabamos creyendo a base de oírselo a otros. Lo que sí intentamos es ser honestos en cuanto a mostrar que puedes amar otros géneros sin  tener ninguna intención de esnobismo o frivolidad.

– Hacéis un estilo de música – shoegaze-en el que las voces son un instrumento más, suenan pero las letras son difíciles de oír. Sin embargo, vuestras letras parecen estar muy trabajadas. ¿A qué se debe? ¿O igual pensáis que la letra, el mensaje, es menos importante que la música?

No. Pero si la manera de trabajar con las voces es así, entonces ¿has de escribir superficialmente? Sería poco honesto. Yo no sé si estará bien o mal, pero intentas esforzarte y no escribir cosas que te averguencen, aunque no lo consigas siempre. Es que es desnudarte, y eso es difícil, porque siempre hay un pudor. Que te vean las vergüenzas de tu alma y tu cerebro.

– ¿Qué ha pasado y qué le ha pasado a Klaus & Kinski desde el primer disco, a parte de unos cinco años?

Yo es que sólo puedo hablar de circunstancias personales. No sé en lo musical, porque llega un momento que se te olvida cómo es, pero tu día a día rutinario cambia mucho. Te absorbe. A veces es muy duro y estresante. Obviamente has hecho y conseguido cosas que nunca habrías imaginado, pero hay días que estamos superados por el trabajo y el estrés y, también, por ser siempre juzgados. Es extraño.

– El grupo ha ido creciendo en componentes e instrumentos, ¿acabará Klaus & Kinski siendo una Big Band?

En realidad no somos muchos. Cinco personas, y siempre viajamos con nuestro técnico, o sea fijos siempre 6. Pero aumentar en número también implica aumentar gastos, y a veces simplemente es imposible. Vamos, si no sois los Rolling. Así que creo que estamos bien. Acabas acostumbrándote a trabajar maximizando la plantilla instrumental que somos.

– El título de vuestro último disco – Herreros y fatigas- corresponde a una calle de Murcia. Ciudad que adoro por algo más que paparajotes y café de anís. Me encantaría que nos contaseis la historia que hay detrás del título. 

Marina vio el rótulo y le encantó el nombre como título. Es musical y poético. Luego vimos que tiene connotaciones que van bien con el disco: es algo añejo y tradicional, proletario, la idea de tiempos duros, la fragua flamenca, el martillo soviet, el drama… Son muchas imágenes.

– Alejandro es multi-instrumentista y amante de la tecnología, Marina (vocalista), es además artista y diseña las portadas de vuestros discos, vuestros videoclips son verdaderas sesiones de cortos surrealistas, interpretasteis  en playback «Mengele y el amor» en Muchachada Nui, … ¿El futuro de la música está en esta multidisciplinariedad o es cosa de Klaus & Kinski, que sois muy inquietos?

No soy tan amante de la tecnología. En todo caso músico amante de maximizar lo que pueda disponer. Marina estudió diseño gráfico y moda y obviamente controla esas partes y decide. Y tenemos visiones muy similares en casi todo. No somos los autores de los vídeos, pero intentamos estar cómodos con ellos, que estén en sintonía con la idiosincrasia del grupo. No sé, supongo que todo es producto e nuestra personalidad, para bien o para mal.

– Hasta que punto vuestra canción Los niños muertos y la decadencia de la política, de vuestro trabajo anterior, es una premonición de la situación que nos está tocando vivir.

Precisamente esa canción no tiene nada de social ni político. Es una evocación de la infancia.

– ¿Cómo veis el estado económico de la música en España? Que vivís para la música está claro, y tanto crítica, público y prensa, adora vuestras canciones. Pero, ¿Vivís de la música?

No. A veces es duro, porque tenemos trabajos normales y rutinarios. Muchas horas al día estás a tope con esto. A mi personalmente me ocupa más tiempo que cualquier otra cosa. Y eso desgasta, porque es dedicación casi exclusiva sin reciprocidad total en lo económico. Es que no es sólo lo artístico o creativo, son mil cosas más. A veces estás hasta los cojones, porque se te olvida lo bonito en la vorágine de que se te acumulen las cosas. Pero en fin, es llorar por un ojo. La cosa va mal para todo el mundo, y en muchos aspectos tenemos suerte. La verdad es que somos unos llorones y unos tristes de toda la vida, al margen de la música.

– Ahora una pregunta incómoda que imagino os habrán hecho en cientos de ocasiones ¿Qué pensáis de la tan temida ley SINDE y de la forma en la que se gestionan los derechos de difusión de obras artísticas? ¿Y de los formatos Creative & Commons o Copyleft?

A ver, son temas distintos. Por una parte hay un problema grave en España de remuneración económica en el ámbito de la cultura. Por otra el control de internet, que es lo que una parte sospecha. Y el intento de mantener el estatus de una industria agonizante, pendiente de reconversión. De Creative & Commons o Copyleft no hay mucho que decir, es algo estupendo que existe y debe existir y es cierto que la coyuntura industrial lo arrincona. Yo soy socio de Sgae. No te gusta todo lo que hacen, igual que te puede no gustar tu gobierno. Pero me gustaría vivir, o sobrevivir, de esto, aunque sea durante el tiempo que le dedico intensamente. Y nadie renuncia al paro si no le gusta el gobierno. Y, paradójicamente, la fuente más regular y segura son los derechos de autor, con mucha diferencia. Si eso es así es que hay algo raro. De hecho, cuantos menos discos se vendían más crecía la Sgae en España. Como si fuera un extraño mecanismo de compensación. Algo ahí hay mal, en cuanto a la coyuntura musical, digo. Si renuncio a la Sgae, entonces sí que nos morimos de asco y difícilmente podríamos seguir haciendo esto. Compro bastantes equipos.¿Y por qué no puedo aspirar a vivir de esto? ¿Es impopular?. En cualquier caso, ¿hacia dónde se avanza? Es difícil de saber. Yo me bajo a veces discos. No quiero negarlo ni ser un hipócrita (aunque Marina, desde que existe Spotify, dice que no se baja jamás nada). No me siento causante de la crisis porque sigo comprando los que puedo. El problema es que ya hay mucha gente que no se ha gastado un duro desde hace eones. Y el argumento de “ya pagaré en directo”, de verdad, no compensa siempre. Al menos no para todos. A día de hoy sigue haciendo falta (al menos casi siempre) tener un disco físico en la calle, auque sea una inversión ruinosa, para no comerte los mocos. Creo que de esto podemos hablar porque no somos nadie, somos pequeñitos y minúsculos, pero sabemos que no nos irían igual las cosas si nuestra pequeñísima cuota de éxito la hubiéramos tenido en 2002, por ejemplo.

– ¿Podéis adelantarnos vuestros próximos proyectos?¿Veremos a Klaus & Kinski girando en festivales en la próxima primavera/verano?

Pues alguno hay confirmado: FIB, Contempopránea, SOS, otros que se confirmarán pronto y alguno más por salir, según parece…

-Muchas gracias por vuestra atención y vuestro tiempo. Un beso muy fuerte desde Opticks Magazine.

 

Publicación : 22 de marzo de 2012

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