El libro que hoy traigo a Opticks, dedicado al público juvenil, se titula Pelucas Paruka, lo publica la editorial Sm, está escrito por Catalina González Vilar e ilustrado por Cinthya Álvarez.
Con un inicio original y atrayente que despierta el interés de los lectores, (cuántas veces he hablado de la importancia que tienen las primeras páginas de un libro) la escritora alicantina nos introduce en la historia de Amadeus, un soldado de la Gran Guerra que, al terminar ésta, regresa a Le Ville, su lugar de origen, para incorporarse al negocio familiar, un taller con más de un siglo de existencia en el que, en un principio, se confeccionaban pelucas; pero que en la actualidad se encargan del cuidado y mantenimiento de éstas. Es decir, Amadeus y su padre son peluqueros de pelucas.
Por otro lado tenemos a Emma Ginebra Chignon, una hermosa joven a la que desde pequeña le han inculcado una serie de reglas sobre lo que debe hacer, o no hacer, una dama para ser excelentísima: hablar poco, sonreír poco, mantener la espalda recta, meter la tripa, no sudar ni estornudar, presentar siempre un aspecto impecable, etc., etc.
Intentar cumplir todas estas normas al ir cumpliendo años resulta para Emma bastante complicado y no contribuye a que amplíe su círculo de amigos.
Así que durante un baile, al que asiste el barón Máximo Rantimpori, de cuya apostura y desparpajo está la jovencita enamorada, a pesar de no haber hablado nunca con él, rompe sin querer una de las reglas aprendidas: tropieza con el joven, y la vergüenza que pasa le hace perder por completo el pelo. O sea, se queda calva.
En la actualidad Emma, además de calva, se ha quedado huérfana. Vive con una doncella y un mayordomo en el vetusto caserón de la familia, y a la preocupación de no tener pelo, lo que le ha impulsado a encerrarse en casa, se une que, según una disposición testamentaria, si no se casa antes de cumplir veintiún año, perderá todo su patrimonio que heredarán las tres hermanas de su abuela.
Es necesario pues buscar un marido que asegure la herencia.
En la búsqueda, Amadeus y las pelucas que Emma guardaba de una de sus ilustres antepasadas tendrán un importante papel.
Creatividad, humor, ternura, un ritmo en la narración ágil y perfecto y unas preciosas y adecuadas ilustraciones, con las que la reconocida ilustradora asturiana ha sabido mostrar a los personajes y situaciones tal y como el relato nos hace imaginarlos, provocan que la historia que nos cuenta Catalina González Vilar me haya recordado, mientras disfrutaba con su lectura, el más instructivo y placentero cuento de hadas.
Por Mª José Alés