Una mirada al Mediterráneo: Vicente Ferrero

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Una mirada, a través de la obra del escultor Vicente Ferrero, al Mediterráneo, ahí donde reside y se despliega el arte; el arte egipcio, el arte íbero, el arte clásico griego, el arte clásico romano, más tarde se sumará el Renacimiento Italiano, el Barroco Español.

Una mirada a lo que somos, a la cuna de nuestra civilización, a nuestra manera de ser, de ver y percibir, de crear, de permanecer grandes a través de la belleza.

Quizá, una mirada necesaria ahora que parece que todo está enmarañado en una neblina que envuelve la mar., donde nuestro Patrimonio artístico se suma al patrimonio paisajístico, que debemos guardar. Debemos educar para su protección y preservación como testimonio de la historia para las futuras generaciones.

Tenemos entonces la responsabilidad de ofrecer la formación adecuada para este fin. Como decía María Mulet en su poema El paisaje:

Entonces quédate tu un poco quietecito, míralo todo bien… / Míralo todo bien y piensa algún momento en ello. / Cuando lo recuerdes, dirás a tus amigos: / ¡Yo sé lo que es un paisaje!

El Mediterráneo es luz; tiene luz, es azul; diversidad de azules, es verde; infinidad de verdes, es oxígeno, es saber y cultura, es escritura, es piedra y es pergamino. Nadie puede cerrar ningún vano cerca del Mediterráneo, porque es proyección, hacia el mundo, con un legado heredado de generación en generación y sabiendo que parte fundamental de este legado histórico-artístico acompaña nuestro presente.

Así pues, el arte hace de notario de una sociedad que tiene momentos cumbres donde los hallazgos humanos dejan su impronta. Mucho se va difuminando, pero; el dibujo, el bronce, la talla, la tinta, las notas, permanecen. El arte se erige como el espejo en el que se refleja la sociedad, que pasa por investigar de manera seria y formal, aquello heredado y de manera cíclica mirar, con sumo respeto, a que supieron dar valor, cómo consiguieron prestigiar la escultura, la pintura, la música y la arquitectura.

Echar la vista atrás, de este modo, es imprescindible, para estudiar cómo lo hicieron nuestros antepasados, como se mimetizaron con la naturaleza, como consiguieron dar relevancia a la figura del artista como creador, no solo como artesano, valorar lo que hemos adquirido y que debe de permanecer inalterable porque nos hace únicos, retomando aquello que ha quedado olvidado, debiendo ser rescatado. Así ocurre en el dibujo y en la escultura como en otras disciplinas.

El propio escultor señalaba; En toda actitud verdaderamente vanguardista hay algo de tradicional; de la misma manera, todo tradicionalista no reaccionario tiene mucho de vanguardista… Posee el secreto del pintor, el secreto del concepto y la justa medida de la técnica en todos sus recursos: Dibujo, composición, cromatismo armónico. Todo ello al servicio de la idea, de la expresión, del comunicar.

En este punto, con el aprendizaje que proporciona la investigación y el estudio minucioso de las épocas pasadas, con el buen juicio de no rechazar el pasado sino de sumarlo al presente, como herencia imprescindible de donde partir, con la mirada puesta a lo que los logros técnicos y formativos, con la aportación del clasicismo, el estudio anatómico, la técnica impecable

aprehendida y la suma de la modernidad inherente al autor, Vicente Ferrero esculpe una serie de esculturas que se asoman al mar, miran a nuestro Mediterráneo.

En el centro de costa levantina, dando testimonio del buen hacer del escultor, ofreciendo si cabe más fuerza, la fuerza que proporciona el material, el bronce, a ese ya de por sí, espectáculo paisajístico, nos encontramos con una pieza de grandes dimensiones, Mirando al Mar, en la Playa del Postiguet, de Alicante. En bronce, material duradero y resistente a la cercanía del mar donde mira, sobre basamento.

Los transeúntes la bordean para acceder, como ella, a tener una visión privilegiada del Mediterráneo, sus colores, su luz y su olor a salitre. Apoyada en un soporte arquitectónico vanguardista, un alfeizar de gran modernidad, se asoma y observa con actitud reposada, sumida en una introspección que hacen que la pieza adquiera un realismo asombroso, ese nuestro pasado, presente y futuro, nuestro mar. En un escorzo sugerente, con un dominio de la técnica absoluto, el desnudo femenino nos invita a pensar en esas primeras madonnas clásicas. Francisco Agramunt Lacruz describe así su obra;

De estilo mediterráneo, lo verdaderamente importante es la emoción, los sentimientos y la sensibilidad con que impregna su obra. Para conseguir su fin, dominando perfectamente las herramientas y la técnica, obvia todo aquello superfluo, que, pueda interferir entre su sentimiento y aquello que sus piezas tratan de expresar. Su comunicación con el espectador es fluida porque parte de una figuración clara.

Pero su figuración tiene tanta modernidad que se adentrándose en ocasiones en el terreno del hiperrealismo. Sus bronces femeninos van en línea con la tradición del clasicismo mediterráneo, pero con valientes escorzos, tan atrevidos en sus planteamientos como bien conseguidos en su plasmación Consigue una figuración académica perfectamente asimilable por el espectador que consigue captar sus mensajes. El mundo que refleja es el de su interior, expresado a través de una técnica realista concienzuda y una gran sensibilidad mediterránea.

Figura 1. Mirando al Mar. 1999. Bronce. 190x 76x 100 Playa del Postiguet. Alicante

Asomándonos ahora a un maravilloso balcón natural al mar, ya en El Campello, se observa por un lado el fabuloso conjunto del yacimiento arqueológico de la Illeta dels Banyets, uno de los más importantes del Mediterráneo, que data de la Edad del Bronce, época íbera y romana. 5000 años de antigüedad que sigue conectándonos y uniéndonos con el resto de los pueblos vecinos de este nuestro mar.

Figura 2 (a). Leyendo. 1999. Bronce. 90x44x33. Playa de la Almadraba. El Campello. Alicante.

Por el otro, la Torre Vigía de la Illeta, construcción defensiva del siglo XVI que parece seguir alertándonos eternamente.

Coronando esta maravilloso rincón histórico- artístico y paisajístico, se encuentra el paseo La Voramar de les Escultures, que bordea el litoral hasta llegar a la Playa de la Almadraba.

Las cuatro piezas en bronce, sobre basamento forman un conjunto escultórico único; Gimnasta, Leyendo, Torso y Bañista. La temática de la mujer está en completa armonía con la historia y el paisaje.

El escultor apunta que siempre hay que tener en cuenta la localización de la escultura y los distintos puntos de vista desde los que puede ser contemplada. En estas esculturas exentas se cumple por completo, ya que se pueden contemplar desde la multifacialidad que permiten, envueltas en la luz y la serenidad que aporta el mar.

Leyendo, Torso y Bañista se pueden aunar en una mirada para después ir a disfrutar una a una de cerca de los detalles del bien hacer del escultor, de la delicadeza, de la perfecta técnica y del fundido en bronce en una patina que no desdice con los colores del paisaje al que acompaña.

Óscar Wilde escribía en su poema; “El Artista”:

Una tarde, le vino al alma el deseo de dar forma a una imagen del “Placer que se posa un instante”.

Y se fue por el mundo a buscar bronce, pues sólo en bronce podía concebir su obra.

Figura 3 (a). Torso. 1999. Bronce. 71x30x20. Playa de la Almadraba. El Campello. Alicante.
Figura 2 (b). Leyendo. 1999. Bronce. 90x44x33. Playa de la Almadraba. El Campello. Alicante.
Figura 4. Bañista. 1999. Bronce. 86x43x30. Playa de la Almadraba. El Campello. Alicante.

Más alejada, estaba la obra Gimnasta, pieza de una delicadeza infinita y una elegancia, en este momento perdida. De ahí la importancia dada a la priorización de la conservación de nuestro patrimonio artístico.

Figura 5. Gimnasta I. 1999. Bronce. 90x20x35. Playa de la Almadraba. El Campello. Alicante.

Como dijo el pintor Ingres en su día; Nada esencial se puede encontrar después de Fidias y después de Rafael, pero siempre queda algo por hacer, incluso después de ellos, para mantener el culto de lo verdadero y para perpetuar la tradición de lo bello.

Responsabilizarnos de aquello que tenemos para darlo en herencia a los nuestros, se convierte en necesidad de primer orden cuando se asiste a la pérdida de un bien patrimonial común. Que hereden la belleza del paisaje, de los restos arqueológicos de valor cultural incalculable, la Torre que nos dio aviso en su día y de lo más bello que puede hacer un ser humano con sus manos, coronando este espacio, la escultura, las esculturas que terminan un círculo de tradición, legado, cultura, arte y belleza.

Enrique Cerdán Tato, dijo sobre la obra de escultor Vicente Ferrero:

El artista, el hombre que afronta vigorosamente el reto de modelar, de esculpir o de tallar, apela a su condición indisociable de estudioso y documentado conocedor de la Historia del Arte.

Figura 3 (b). Torso. 1999. Bronce. 71x30x20. Playa de la Almadraba. El Campello. Alicante.

 

Por Sara Ferrero Punzano

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